Problema a solucionar: «Quiero que mis hijos sean amables con los demás, pero no quiero que lo hagan solo para obtener algo a cambio.»

Desarrollo:
La amabilidad es un valor que podemos enseñar a nuestros hijos desde pequeños, pero es importante que lo hagan de manera genuina, sin esperar recompensas. La verdadera amabilidad nace del deseo de hacer sentir bien a los demás y de entender el valor de contribuir al bienestar común.

Ejemplo de problema: Tu hijo ayuda a sus amigos solo cuando sabe que va a recibir algo a cambio, como un elogio o un premio, en lugar de hacerlo por el simple hecho de ser amable.

Solución:

1. Modela la amabilidad sin recompensas: Sé un ejemplo de amabilidad sin esperar nada a cambio. «Hoy ayudé a mi compañero a terminar su trabajo porque sé que estaba estresado, y me sentí bien haciéndolo.»
2. Elogia la acción en sí misma, no el resultado: Refuerza la amabilidad por ser una buena acción en sí, en lugar de elogiarlo solo cuando tenga un buen resultado. «Qué bonito fue que ayudaste a tu amigo a recoger sus juguetes. Estoy seguro de que se sintió feliz por tu ayuda.»
3. Fomenta la reflexión sobre cómo se siente ayudar a los demás: Pregunta cómo se sintió tu hijo después de realizar un acto amable. «¿Cómo te sentiste cuando ayudaste a tu amigo? ¿Te hizo sentir bien ver lo feliz que se puso?»

Cuando la amabilidad se convierte en un hábito genuino, los niños aprenden a conectar con los demás de manera más profunda, sin buscar siempre una recompensa externa. 🤝❤️